Que Dios Padre te bendiga, te muestre su rostro y te conceda la paz. Amén.
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Nuestro Señor Jesucristo le dijo a Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690), las siguientes promesas para todas las personas que comulguen los primeros viernes de mes durante nueve meses seguidos:
1) Yo reinaré a pesar de mis enemigos y de cuantos se opongan a ello.
2) Daré a mis devotos todas las gracias necesarias para su estado de vida.
3) Pondré paz en sus familias.
4) Los aliviaré en sus trabajos.
5) Bendeciré todas sus empresas.
6) Los consolaré en todas sus penas.
7) Seré su refugio seguro durante la vida y, sobre todo, en la hora de la muerte.
8) Los pecadores encontrarán, en mi Corazón, la fuente y el océano infinito de la Misericordia.
9) Las almas tibias se volverán fervorosas.
10) Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
11) Bendeciré las casas o sitios en donde la imagen de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada.
12) No dejaré morir eternamente a ningún devoto que se haya consagrado a mi Divino Corazón.
13) Derramaré la unción de mi caridad sobre las Comunidades Religiosas que se pongan bajo mi especial protección, y seré su salvaguardia en sus caídas.
14) Si tienen una tierna devoción a mi Divino Corazón y trabajan por inspirarla y establecerla en todas partes, los que trabajen en la salvación de las almas, lo harán con éxito y sabrán el arte de conmover los corazones más empedernidos.
15) Las personas que propaguen esta devoción, recibirán grandes recompensas y tendrán sus nombres escritos en mi corazón y jamás serán borrado de Él.
16) Yo les prometo, en el exceso de la infinita misericordia de mi Corazón, que mi amor todopoderoso le concederá a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán en desgracia ni sin recibir los Santos Sacramentos; mi Divino Corazón será su refugio seguro en aquél último momento.
Las condiciones para hacer esta devoción son:
1) Recibir la Sagrada Comunión los primeros viernes de mes durante nueve meses de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2) Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
El 10 de diciembre de 1925, la Santísima Virgen María le dijo a Sor Lucía Dos Santos, una de los niños de Fátima, la siguiente promesa para todas las personas que comulguen los primeros sábados de mes, durante cinco meses seguidos: “Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de las espinas que los hombres ingratos a cada momento me clavan con sus blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y anuncia en mi nombre que yo prometo asistir en el momento de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación, a todos aquellos que, en los primeros sábados de cinco meses consecutivos. se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante quince minutos, meditando los misterios del Rosario, con el fin de ofrecerme reparación”.
Las condiciones para hacer esta devoción son:
1) Confesarse el primer sábado de mes, antes de recibir la Sagrada Comunión; o durante la semana, antes del sábado. (Sor Lucía le preguntó a Jesús si no pudiendo hacerse la confesión en el primer sábado de mes, si valía hacerla en la semana. Jesús contestó: “Sí; todavía con más tiempo, con tal que me reciban en estado de gracia y tengan la intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de mi Madre”).
2) Recibir la Sagrada Comunión los primeros sábados de mes durante cinco meses de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
3) Rezar el Rosario (los cinco misterios gozosos) y meditar los misterios durante quince minutos, con la intención de desagraviar las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.
El 25 de febrero de 1949, Nuestro Señor Jesucristo le dijo a la Beata Alejandrina María Da Costa (1904-1955), la siguiente promesa para todas las personas que comulguen los primeros jueves de mes durante seis meses seguidos: “Hija mía, haz que yo sea amado, consolado y reparado en mi Eucaristía. Anuncia en mi nombre que los que reciban la Comunión, con sincera humildad, fervor y amor, durante seis primeros jueves de mes consecutivos y pasen una hora de adoración ante mi Sagrario, en íntima unión conmigo, les prometo el Cielo. Di que honren, por medio de la Eucaristía, mis Santas Llagas, honrando primero la de mi Sagrada Espalda, tan poco recordada. Quien recuerde mis llagas junto con los dolores de mi Madre Bendita, y por ellos nos pida gracias espirituales o corporales, tiene mi promesa de que serán concedidas, a menos que no sean daño para sus almas. En el momento de la muerte, traeré conmigo a mi Santísima Madre para defenderlos”.
Las condiciones para hacer esta devoción son:
1) Recibir la Sagrada Comunión los primeros jueves de mes durante seis meses de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
2) Hacer Adoración Eucarística durante una hora o estar ante el Sagrario durante una hora, los primeros jueves de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.
3) Por medio de la Eucaristía, honrar las Santas Llagas de Jesús; honrando primero la llaga de su Sagrada Espalda.
El 15 de agosto de 1942, Nuestro Señor Jesucristo le dijo a Sor Natalia Magdolna (1901-1992), las siguientes promesas para todas las personas que comulguen los primeros viernes y sábados de mes durante nueve meses seguidos:
1) Todo lo que me pidan por medio del Corazón de mi Madre –a condición de que la petición sea compatible con la voluntad del Padre– lo concederé durante la novena.
2) En cada circunstancia, sentirán la extraordinaria ayuda de mi Madre, junto con sus bendiciones.
3) Paz, armonía y amor reinarán en sus almas y en las almas de los miembros de sus familias.
4) Protegeré a sus familias de contrariedades, engaños e injusticias.
5) Los matrimonios se mantendrán juntos y, si uno ya se ha ido, él o ella volverá.
6) Los miembros de sus familias se comprenderán unos con otros y perseverarán en la fe.
7) Las madres, en particular las embarazas, recibirán una especial protección para ellas, así como para sus hijos.
8) Los pobres recibirán alojamiento y comida.
9) Los llevaré a amar la oración y el sufrimiento. Aprenderán a amar a Dios y a sus prójimos.
10) Los pecadores se convertirán sin dificultad, aunque sea otra la persona que haga esta novena por ellos.
11) Los pecadores no volverán a caer en su estado anterior. Recibirán el perdón por sus pecados y, a través de una perfecta contrición y amor, recuperarán la inocencia bautismal.
12) Aquellos que hagan esta novena en su inocencia bautismal (especialmente los niños), nunca ofenderán a mi Corazón con pecados graves.
13) Los pecadores que se arrepientan sinceramente, escaparán no sólo del Infierno sino también del Purgatorio.
14) Los creyentes tibios se volverán fervorosos; perseverarán y alcanzarán la perfección y la santidad en un corto tiempo.
15) Si los padres u otros miembros de la familia hacen esta novena, ninguno de esa familia será condenado al Infierno.
16) Mucha gente joven recibirá el llamado a la vida religiosa y al sacerdocio.
17) Los descreídos se volverán creyentes y aquellos que andan sin dirección volverán a la Iglesia Católica.
18) Los sacerdotes y religiosos permanecerán fieles a su vocación. Los que no fueron fieles, recibirán la gracia de una sincera contrición y la posibilidad de regresar.
19) Los padres y la gente en posiciones de mando recibirán ayuda en sus necesidades espirituales y materiales.
20) El cuerpo estará libre de tentaciones del mundo y de la carne.
21) El orgulloso se volverá humilde; el impetuoso se volverá amoroso.
22) Las almas fervorosas sentirán la dulzura de la oración y el sacrificio; nunca serán atormentadas por la inquietud o la duda.
23) Las personas agonizantes no sufrirán los ataques de Satanás. Se irán súbitamente, con una muerte inesperada.
24) Los moribundos experimentarán un deseo vehemente de la vida eterna; de este modo, ellos se abandonarán a mi voluntad y se irán de la vida en los brazos de mi Madre.
25) Sentirán la extraordinaria protección de mi Madre en el Juicio Final.
26) Recibirán la gracia de tener compasión y amor hacia mi sufrimiento y el sufrimiento de mi Madre.
27) Aquellos que se esfuerzan por ser perfectos obtendrán, como un privilegio, las principales virtudes de mi Madre: humildad, amor y pureza.
28) Estarán acompañados con cierta alegría exterior e interior, y con paz, a lo largo de sus vidas, estén enfermos o sanos.
29) Los sacerdotes recibirán la gracia de vivir en la presencia de mi Madre sin ninguna adversidad.
30) Aquellos que progresen en su unión conmigo, recibirán la gracia de sentir esta unión. Sabrán lo que significa: «ellos ya no vivirán, sino que Yo viviré en ellos». Es decir, amaré con sus corazones, oraré con sus almas, hablaré con sus lenguas, y serviré con todo su ser. Experimentarán que lo bueno, hermoso, santo, humilde, manso, valioso y admirable en ellos, soy Yo. Yo, el Omnipotente, el Infinito, el único Señor, el único Dios, el único Amor.
31) Las almas de aquellos que hagan esta novena, estarán radiantes como lirios blancos alrededor del Corazón de mi Madre por toda la eternidad.
32) Yo, el Divino Cordero de Dios, unido con mi Madre y con el Espíritu Santo, nos regocijaremos para siempre viendo las almas que, a través del Inmaculado Corazón de mi Madre, ganarán la gloria de la eternidad.
33) Las almas de los sacerdotes avanzarán siempre en fe y en virtud.
Las condiciones para hacer esta devoción son:
1) Recibir la Sagrada Comunión, bien preparados y arrepentidos, los primeros viernes y sábados de mes durante nueve meses de forma consecutiva y sin ninguna interrupción. (Ejemplo: Si hoy es primer viernes de mes, hoy recibimos la Sagrada Comunión, y mañana también, primer sábado de mes. Hacer lo mismo durante los siguientes ocho meses).
2) Tener la intención de consolar al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
3) Nuestro Señor Jesucristo le enseñó a Sor Natalia Magdolna, la siguiente oración que se debe recitar los primeros sábados de mes, después de recibir la Sagrada Comunión: «Sacratísimo Corazón de Jesús, te ofrezco esta Santa comunión por medio del Corazón Inmaculado de María, para consolarte por todos los pecados cometidos contra ti».
Nuestro Señor Jesucristo le dijo a Sor Natalia Magdolna: “Si la gente desea ganar los beneficios de mis promesas, debe amar y venerar el Inmaculado Corazón de mi Madre. La señal más grande de esta veneración es que comulguen, bien preparados y arrepentidos, nueve sábados primeros paralelamente con los nueve viernes primeros. Sus intenciones deberán consolar a mi Corazón al mismo tiempo que al Corazón Inmaculado de mi Madre”. Nuestro Señor Jesucristo le dijo que si alguien se confiesa con regularidad una vez por mes, no hace falta que se confiese para recibir la Comunión, si no ha cometido ningún pecado mortal desde la última confesión.
Dios te bendiga. Mi nombre es Stefania. Te pido oraciones por mi sanación. ¡Dios te recompense por tu bondad!